¿Qué es limpiar?

Lo mejor es empezar definiendo algo, en español, el término “limpiar” se puede definir como “quitar lo que es superfluo o que estorba”. Por lo tanto, limpiar tiene un significado más relacionado con eliminar suciedad de diferentes superficies u objetos, utilizando en este proceso jabón y agua. 

Sin embargo, es importante saber que con este sistema no se eliminan los gérmenes en su totalidad, aunque sí es verdad que disminuye su cantidad y el riesgo que estos puedan ocasionar. Comúnmente se piensa que cuando procedemos a limpiar también estamos desinfectando, pero lo cierto es que se considera que los objetos o zonas están limpias en el momento en el que no se percibe suciedad, pero solo de manera superficial. 

Esto no es lo correcto, ya que el ojo humano no puede ver los diferentes gérmenes y bacterias.

¿Qué es desinfectar?

Sobre el papel, desinfectar significa en español “quitar a algo la infección o la propiedad de causarla, destruyendo los gérmenes nocivos o evitando su desarrollo”. Por lo tanto, viene a decir que, a diferencia de limpiar, se centra en el hecho de eliminar específicamente las bacterias y virus de la zona mediante el uso de productos químicos 

Pero cabe recalcar que esta técnica no implica directamente el proceso de limpiar ya que, esto no tiene por qué eliminar la suciedad de la superficie, aunque sí es verdad que al eliminar los patógenos el riesgo de propagar enfermedades o infecciones se disminuye. 

¿Cuál nos interesa?

Podemos pensar que lo importante es desinfectar, no limpiar. No obstante, las cosas no son blancas o negras y mucho menos en este caso. Así, ambas cosas son importantes para un buen procedimiento de control de posibles infecciones y o propagación de enfermedades, así como para realizar un correcto proceso. 

De esta forma, primero tenemos que limpiar antes de realizar una buena desinfección, pues así eliminamos posibles motas de polvo y tierra que pueda afectar negativamente a la posterior eliminación de gérmenes. Hay que tener especial cuidado con ciertas áreas u objetos que estén en mayor contacto, ya sea con personas o mascotas. Estas pueden ser mesas, respaldares de sillas, manijas, chapas de las puertas, interruptores de luz, celulares, tablet…

Es por esto que es más correcto hablar de limpieza y desinfección que solo de limpieza, aunque este último término, usualmente, ya engloba ambas cosas dentro del habla coloquial.

¿Cuáles son sus beneficios?

Mantener cualquier zona limpia y desinfectada es algo interesante para la población en general y más si hablamos de lugares pertenecientes a la industria alimentaria o de centros sanitarios, colegios, guarderías, laboratorios, cocinas o baños. Aunque los motivos son muy variados, fundamentalmente destacamos los siguientes:

• Ayuda a evitar la propagación de posibles infecciones, enfermedades o contagios.

• Puede llegar a alargar la vida útil de las instalaciones, los locales, los utensilios… En ocasiones, el propio polvo daña determinadas superficies y aparatos, por no hablar de la suciedad acumulada.

• Mejora la imagen del establecimiento y hace que las personas se sientan más cómodas en él.

• En oficinas u otros locales, se consigue un entorno laboral saludable.

• Los entornos limpios también fomentan la seguridad, evitando caídas por zonas en las que se haya podido caer algún tipo de grasa u otro tipo de suciedad que pueda dificultar el buen agarre del zapato.

Consejos para una correcta desinfección

Primero hay que tener en cuenta que cada empresa y cada sector tiene sus peculiaridades y que tendremos que adaptarnos a las normativas, ya sea estatales o internas de cada una, a la hora de realizarla, como es el caso de la industria de la alimentaria que requiere un registro especifico, por ejemplo.

Aún con todo, como normal general, cuando se requiere hacer una correcta limpieza y desinfección hay unos parámetros generales que sí es bueno tener en cuenta:

• El tiempo que el producto esté en la superficie u objeto a desinfectar deberá ser razonable o el que indique el fabricante en el mismo envase, si no su efecto será nulo o estropeará los utensilios y objetos.

• La temperatura juega un papel crucial a la hora de desinfectar. Más caliente no siempre significa “mejor”. Esto dependerá mucho del producto a aplicar, pero usualmente suele estar entre 20°C y 49°C, sin superar esta última.

• Concentración de la solución. Al igual que el punto anterior, también dependerá del producto. Por lo tanto, debemos fijarnos en la etiqueta del envase o lo que el fabricante nos indique.

Otro de los apartados importantes a destacar es la calidad del producto. Muchas veces, cuando se habla de esto, lo primero es pensar en el precio del producto. No obstante, gastar en productos que aporten una mayor calidad o cualidades que puedan resultar más beneficiosas, por ejemplo, aquellos de origen ecológico, es una buena opción. 

Además de los productos, hay que tener en cuenta la técnica y experiencia. Aunque pueda parecer trivial, una buena limpieza y desinfección no se consigue solo echando productos, frotando y luego dejándolos secar, requiere saber cómo tratar la zona, distribuir el producto y eliminar eficazmente la suciedad.